ACOSO ESCOLAR.

 

INTRODUCCIÓN

Con frecuencia algunos padres se muestran preocupados por el estilo de relaciones que establecen sus hijos o hijas con sus compañeros de colegio. Pero sea como fuere la vida relacional de los hijos, especialmente a partir de la preadolescencia (10 años) y hasta los 16 años, se nutre de unos profundos cambios e incertidumbres que pueden provocar malas relaciones y especialmente maltrato reiterado entre compañeros.

Los estudios nos indican que aproximadamente uno de cada tres adolescentes entre 12 y 16 años se ve involucrado –ya sea como agresor o como víctima- en situaciones de abuso, cercanas a veces al maltrato grave. Sin embargo, los porcentajes de chicos y chicas que sufren o ejercen un maltrato grave -por su intensidad o por su duración- son drásticamente más bajos: del 2% al 4% de los jóvenes. Por lo tanto, en la mayoría de los casos, la intervención será preventiva o para tratar incidentes de baja intensidad.

A pesar de que cada caso de relación dañina entre adolescentes debe ser analizado en su singularidad y abordado desde la serenidad, prevaleciendo la imperiosa necesidad de detener el daño y restablecer un equilibrio de poder entre agresor(es) y víctima(s), existen no obstante ciertas claves que nos pueden facilitar la prevención, el análisis y la intervención en este tipo de hechos. Pretendemos aquí exponer dichas claves y establecer algunas pautas de actuación que nos ayuden a saber tratar los incidentes por maltrato entre chicos y chicas en edad escolar.

 

 

 

 

¿CÓMO PUEDO AVERIGUAR QUE MI HIJO O HIJA ESTÁ SUFRIENDO ACOSO O MALTRATO POR PARTE DE SUS COMPAÑEROS

A pesar de los buenos consejos es habitual que la víctima no cuente lo que le pasa, por lo que deberemos estar muy atentos a los indicios que nos indiquen que algo extraño le ocurre. Éstos serían algunos síntomas a tener en cuenta:

Cambios en el estado de ánimo: parece triste.

Se muestra extraño y huidizo.

Parece nervioso; estado que se refleja en miedos nocturnos, micción en la cama, tics nerviosos, irritabilidad, etc.

Se muestra distraído, absorto en sus pensamientos, olvidadizo, asustadizo, etc.

Finge enfermedades o intenta exagerar sus dolencias: dolores de cabeza, de tripa, etc.

Presenta moratones, heridas, etc.

Rehúsa ir a la escuela, expone objeciones varias, simula malestar.

Falta al colegio y da explicaciones poco convincentes cuando se le pregunta el porqué o adónde fue.

No tiene amigos para su tiempo de ocio.

La manifestación de estas conductas no siempre se debe a situaciones de maltrato, por lo que es esencial charlar con nuestros hijos e indagar acerca de aquello que les puede estar ocurriendo. Aunque no siempre sea fácil charlar con un adolescente, pues sus cambios de humor, su deseo de intimidad y su rudeza en el trato -rasgos propios del proceso evolutivo por el que están pasando- hacen en ocasiones muy difícil la comunicación con ellos, los padres debemos emplear todas las estrategias posibles para hablar con ellos, si sospechamos que nuestro hijo está en situación de riesgo o padece maltrato.

bulling.pdf (119,9 kB) Documento para imprimir.

razones y excusas del bullying.PDF (75,1 kB). Documento para imprimir